Aborto en Sinaloa. La desaprobación social y la ausencia de una regulación efectiva en lo que respecta a la objeción de conciencia han llevado a problemas de mala praxis médica, creando un ambiente de temor y falta de información entre las personas que buscan estos servicios.
Ha transcurrido un año desde que se legalizó el aborto en Sinaloa. En este periodo, es esencial reflexionar sobre los acontecimientos que han tenido lugar en el estado tras la despenalización parcial, y para ello, compartimos un texto escrito por una miembro de la colectiva feminista «No se metan con nuestras hijas.»

La legalización del aborto representa un significativo avance en la lucha por los derechos, pero no marca el fin de la batalla. Debemos identificar y afrontar los nuevos desafíos que se presentan en este contexto y considerar aquello que a menudo se omite en la conversación sobre el acceso a la justicia.
El 8 de marzo de 2022, los titulares inundaron las redes sociales con una noticia altamente controvertida: «El Congreso del Estado legaliza el aborto hasta la semana 13». Sinaloa se convirtió en el séptimo estado de México en legalizar este derecho. No obstante, a pesar de lo que podría parecer un avance en cuestiones de género, colectivas feministas y organizaciones internacionales advirtieron que esta iniciativa ponía en riesgo los derechos reproductivos.
Interrupción legal del embarazo como tema legal
Estos cambios generaron preocupación en organizaciones México, que señalaron una serie de deficiencias que afectan los derechos de las personas gestantes. Por ejemplo, la terminología incorrecta al tipificar el delito como «interrupción del embarazo» en lugar de «aborto» en términos penales, así como la redacción del artículo 154 del Código Penal, que carece de claridad en cuanto a las conductas prohibidas y las sanciones que se impondrán en caso de llevarlas a cabo. Esto podría dar lugar a inconsistencias legales, incluso en situaciones de emergencia que resulten en un parto o una cesárea prematura, lo que podría afectar incluso a embarazos deseados.
Aborto en Sinaloa. Además de estos desafíos, se ha producido una suerte de caza de brujas. Desde que las acompañantes han compartido los protocolos necesarios para un aborto seguro, grupos opuestos a los derechos reproductivos, como el Colegio de Ginecología y Obstetricia de Sinaloa, han tratado de organizarse para detener la venta libre de misoprostol. Argumentan que grupos feministas recetan dosis peligrosas, lo que, según ellos, ha resultado en un número alarmante de mujeres con hemorragias y daño uterino desde la legalización del aborto en el estado. Incluso el secretario de salud, Cuitláhuac González Galindo, respaldó esta afirmación, a pesar de que el aborto en casa con medicamentos y asesoramiento ya existía antes de la legalización.
Además de estas acciones legales, las colectivas han estado llevando a cabo una campaña de divulgación durante meses, utilizando envases de papel de tortillas para asegurarse de que la información sobre la Interrupción Legal del Embarazo (ILE) y la Interrupción Voluntaria del Embarazo (IVE) llegue a zonas donde la precariedad y la violencia relacionada con el narcotráfico dificultan el acceso a las redes de comunicación.
Sinaloa ha alcanzado un año de legalización del aborto, pero la lucha continúa, con las activistas más comprometidas y decididas que nunca.
